Carl Jung comentaba en una de sus cartas a Sigmund Freud «Busco a la persona que sea capaz de amar al otro sin castigarlo por ello, sin hacerlo prisionero o desangrarlo; esa persona del futuro que sepa llevar a cabo un amor independiente de ventajas o desventajas sociales, para que el amor sea siempre un fin en sí mismo y no siempre el amor con vistas a un fin»
Realmente estas palabras me hacen reflexionar sobre como amamos, por lo que puedo deducir del texto ya tiempo atrás nos resultaba dificil a los humanos realizar una gestión adaptativa del amor.
Hoy en el rincón de las competencias emocionales me gustaría hablar sobre el equilibrio, hermosa palabra que vinculada a la pareja me hace pensar entre lo que aporta y lo que recibe cada uno. Y cómo solemos distorsionar que cuanto más se da, más amor hay o que el que más da es el que más hace por la relación.
¿Cómo vivimos el amor en la pareja?
Walter Riso dice «El amor a uno mismo es un dique de contención contra el sufrimiento mental. Amarse a uno mismo es el punto de referencia para saber cuánto se debe amar a los demás»
El amor empieza en casa. Realmente tu primer amor es el que se dirige a ti mismo para luego posteriormente amar a los demás. Aquí comienza el equilibrio a aparecer en escena ¿Cómo amar a los otros si aún no tengo aspectos resueltos conmigo mismo que hacen que no me quiera del todo?
Amar es buscar lo mejor para el otro, si no me perdono a mi mismo, si me menosprecio, realmente no me estoy queriendo demasiado por lo que amar a otro me va a resultar imposible ya que lo de dentro se refleja afuera.
En ocasiones no nos amamos lo suficiente debido a las prisas, a que nos hemos olvidado de como se hacía o a que ponemos nuestra persona en segundo plano a favor de otros. Es el momento de tomar las riendas y volver a querernos, practicar el amor a mi mismo. ¿Te animas a probarlo durante unos días para ver que ocurre?