«Los pájaros no cantan porque tengan las respuestas, sino porque tienen las canciones» Proverbio Africano.
Para sentirnos humanos necesitamos estar conectados, sentirnos unidos y acompañados, este es mi deseo para el nuevo año

Con motivo de las fiestas navideñas hacemos una pausa en las publicaciones del blog. ¡Felices Fiestas!
Abrumada y agradecida por todos vuestros comentarios sobre el post que publiqué ayer sobre Mary Oliver. ¿Cómo honrar con palabras, a quien tanto nos inspiró? Indudablemente con sus propias palabras, sus poemas.
Mary tiene la capacidad a través de sus letras de animar nuestro espíritu, motivar nuestro corazón y «estirar» nuestra mente para explorar nuevas formas de ver y pensar. Nos invita a un viaje sutil y profundo en conexión con la naturaleza y su belleza. El mundo natural y todo lo que encuentra en él: arboles, ríos, animales… la sirve de inspiración en el discurrir de sus poesías.
Me habéis escrito pidiéndome que publique algún otro poema de Mary, este es el motivo de este nuevo post, aquí los comparto:
En japonés «espíritu de shasei» que significa «reflejar lo que uno presencia».
Un haiku -decía Bahsô- es lo que ocurre aquí y ahora. No intenta explicar la realidad, ni teorizarla. El haiku no transforma el mundo, te pone en contacto con él, te introduce en él.
El haiku no está hecho para meditar, porque para él «lo sagrado» no es algo para comprender , sino para sentir. El haiku contempla. «Contemplar» es mucho más que mirar intensamente, es estar.
Todo puede ser digno de un haiku.
Es por eso que escribir haiku es una vía, un entrenamiento del «yo». Un despertar de los sentidos,de atención, de naturalidad, de autenticidad, de paciencia, de desprendimiento,.
Los maestros de haiku nos enseñan que el poeta debe eliminarse de su poesía para que sus versos capten la esencia dinámica y limpia de la realidad. Lo que importa es lo que está fuera del hombre y no lo que sucede dentro.
Si no acallamos nuestro interior permaneceremos ajenos a la realidad que nos rodea.
Aqui os dejo un haiku:
Noche sin luna.
La tempestad estruja
los viejos cedros.
Matsuo Basho
Hoy os traigo un interesante experimento realizado con un grupo de alumn@s adolescentes sobre el impacto que las palabras tienen en las personas con las que nos relacionamos.
El video nos lleva a reflexionar sobre el hábito, cada vez más frecuente, de enfocarnos al mensaje negativo o de mejora olvidando en muchas ocasiones el mensaje positivo que motiva, impulsa, refuerza y estimula a las personas.
Reflexionar y profundizar en el poder de la palabra nos permite darnos cuenta de que el lenguaje constituye uno de los componentes fundamentales a partir de los cuales construimos nuestros modelos mentales del mundo, y puede ejercer una tremenda influencia sobre el modo en que percibimos la realidad y respondemos ante ella.
El lenguaje como «generador de realidad» puede ser una herramienta muy valiosa a la hora de trabajar con personas.
Vivir no consiste únicamente en descubrir y responder a lo que está fuera, también consiste en observar qué y cómo resuena todo ello dentro de cada un@ de nosotr@s, a la vez que ponemos nuestra atención en elegir como responder ante ello.
Entender lo que sucede en un@ mism@ y, como llegar a entender y entenderse con los otr@s es parte de la vida.
Los conflictos son un regalo para provocar la reflexión sobre un@ y lo que acontece. Pueden ser un punto de partida importante para realizar un trabajo interior clave, si aprovechamos la información que nos dan, para detectar actitudes y valores que afloran en ellos y que han de ser reconocidos para el conocimiento y bienestar personal o grupal.El conflicto vivido como oportunidad nos ayuda a aprender, compartir percepciones, sentimientos y crecer.
Toda vida verdadera es encuentro, ser human@s supone aceptar nuestra interdependencia como miembros de la comunidad, reconociendo que nos necesitamos l@s un@s a l@s otr@s.
La apertura, la escucha, el silencio, la reflexión, la flexibilidad mental, la intuición… son elementos que favorecen bucear en nuestro mundo interno para conocerlo, entenderlo y acogerlo. Aquello que conocemos de nuestro propio mundo interno puede ayudarnos a saber cómo hacer y qué decir, para que también los demás, desde sí mismos, vayan poniendo nombre a aquello que piensan, sienten, viven o experimentan dentro del suyo.
Cuando ponemos en marcha nuestro autoconocimiento, autocontrol, automativación y empatía damos forma al encuentro, haciendo que los demás se sientan a gusto, mejoramos nuestra destreza y conseguimos una interacción fluida.
«Tened el corazón abierto tanto tiempo como podáis y sobre todo a vosotr@s mism@s. Sed generos@s, buen@s y hospitalari@s» Morrie Schwartz
Las oportunidades que se nos presentan para recibir información positiva acerca de nosotros mismos, suelen ser escasas.
A continuación os propongo una actividad para desarrollar en grupo:
Aceptar cumplidos de buen grado es algo que mucha gente no sabe hacer.
Esta actividad proporciona práctica tanto en dar como en recibir cumplidos. Empléala cuando los miembros del grupo se conozcan hace algún tiempo.
Pregunta cuántos miembros del grupo se sienten incómodos cuando son objeto de un cumplido. Charlar sobre por qué pasa esto….
Explica que es importante ser capaz de aceptar un cumplido de buen grado porque la persona que lo dice nos está dando algo.
Pide al grupo que se coloque en circulo y, a un miembro del grupo que salga al centro. Dile que va a ser el centro de atención durante 1 minuto (cronometrado). Durante este tiempo será quien reciba los cumplidos de todo el grupo.
Cada vez que reciba un cumplido deberá responder con alguna de estas formas:
Gracias
Tienes razón
Me alegro de que lo hayas notado
Al terminar la actividad pregunta como se han sentido y promueve que el grupo exprese su experiencia.
«Se requieren dos personas para decir la verdad, una que hable y otra que escuche»
Henry Thoreau
Se aproximan las vacaciones y con ellas el descanso y la desconexión. Serán días sin televisión, sin radio, sin ordenador, sin conexión a internet, sin revisar mails y sin teléfono móvil. Todos los veranos disfruto de estos privilegios.
Hay muchas cosas de las que podemos disfrutar: respirar con mayor profundidad, gozar de los amigos, disfrutar del tiempo sin prisas, etc… es momento de nutrirnos de otra forma y a otro ritmo.
Os deseo un verano reparador, nos volvemos a encontrar a la vuelta.
Es fundamental cuidar el lenguaje, ser cuidadoso con los términos que utilizamos para describir los fenómenos o procesos y mecanismos que los generan. En algunos campos estamos lejos de haberlo alcanzado y utilizamos términos comunes lo cual lleva ocasionalmente a confusiones y dificultades de comunicación.
A veces, en el estudio de la emoción han surgido importantes polémicas entre teóricos e investigadores como consecuencia de esa falta de rigor en el uso de algunos términos.
Algunos profesionales se han hecho conscientes de este problema y han sugerido las siguientes distinciones terminológicas entre las palabras afecto, estado de ánimo y emoción que hoy os traemos aquí ya que conviene tenerlas presentes. No se trata de matizaciones absolutas aunque si clarificadoras.
Lo importante es que nos demos cuenta que aunque no suelen hacerse distinciones en la literatura los procesos implicados a nivel psicológico no tienen porque ser iguales.
Hoy recuperamos en este post la figura de Gordon H. Bower un investigador que a lo largo de los últimos 25 años ha aportado importantes datos sobre el modo en el que los estados afectivos influyen sobre nuestros procesos cognitivos. Deseamos que lo disfruteis.
Sus investigaciones ponen de manifiesto que la percepción, la atención, el aprendizaje, el recuerdo y los juicios que hacemos sobre los acontecimientos cotidianos pueden estar muy influenciados por los estados de ánimo que sentimos cuando tienen lugar esos procesos cognitivos.
Es cierto que podemos ser objetivos y analíticos, que podemos reflexionar fríamente sobre la realidad, pero muchas de nuestras decisiones e interpretaciones de los acontecimientos están influenciadas por nuestros afectos y estados de ánimo. En muchos casos, incluso, los justifican.
Bower realizó investigaciones sobre nuestra manera de almacenar y evocar los recuerdos dependiendo del estado de ánimo. Pidió a una serie de personas que memorizasen listas de palabras pasando por diferentes estados de ánimo. Luego, observó sus diferencias a la hora de recordar estas palabras, mientras pasaban también por diversos estados de ánimo. De esta manera encontró una tendencia a recordar con mayor facilidad los elementos memorizadas en un estado de ánimo semejante al que tenemos en el momento de evocarlas. Estando tristes, evocaremos más fácilmente ideas o vivencias que se guardaron en la memoria estando nosotros tristes, y lo mismo pasa con otros estados de ánimo.
Del mismo modo, nuestro estado de ánimo afectará en el momento de seleccionar qué es lo que guardamos en la memoria: cuál es aquella información que será más importante para su posterior recuperación. Así, estando de buen humor prestaremos más atención a las cosas que valoramos como positivas, y serán estos recuerdos los que más fácilmente se evoquen después.
Os invitamos a conocer más sus investigaciones, profundizar en ellas ya que aportan datos curiosos sobre la relación entre el estado de ánimo, el recuerdo emocional de la memoria, el efecto aprendizaje y la codificación de la información.
Interesante experimento donde a un grupo de personas les van mostrando una serie de fotografías de mujeres para que describan su belleza. Mientras van describiendo las fotos, con un aparato les van midiendo las pulsaciones.
Cuando les enseñan las fotos de sus hijas, sus mujeres, sus abuelas, todo cambia y las pulsaciones comienzan a subir.
Según una investigación realizada en la Carnegie Mellon University, en una conversación de una hora, expresamos unas 50 veces nuestra insatisfacción o nos quejamos directamente por algo. Y no es extraño porque las quejas también pueden ser una especie de pegamento social. De hecho, no hay nada que una más a las personas que una insatisfacción compartida.
Quejarse es producto de una acumulación de emociones reprimidas, actualmente podemos encontrarnos con personas que se quejan todo el tiempo independientemente de lo que ocurra.
Según otro estudio realizado en la Friedrich Schiller University, cuando nos quejamos activamos a nivel cerebral una respuesta de estrés que puede llegar a dañar las conexiones neuronales de áreas como el hipocampo, vinculada a la memoria y la capacidad para resolver problemas. Lo mismo ocurre cuando escuchamos a alguien lamentarse.
¿Cómo podemos actuar frente a las personas quejicas?
Escuchándolos, es importante dejarlos expresar sus sentimientos sin contrariarlos. A veces las quejas tienen la misión de señalarnos un estado de insatisfacción, algo que nos impide sentirnos bien. En ese caso, se trata de adoptar una actitud proactiva.
No necesitamos ponernos de acuerdo con ellos, ni darles la razón ya que si lo hacemos lo único que lograremos es que sigan quejándose.
Otra pauta que podemos emplear con personas que expresan la queja de forma reiterativa es transformar el lenguaje, para que aprendan a enfocarse en lo positivo, en la acción. Por ejemplo, en vez de decir: “debo..” podemos decir: “voy…» o «elijo…». Se trata de que ganen confianza en si mismos.
Por pausa de Navidad me desconecto de tecnologías.
Volveré a primeros de enero.
Balance del año según Mamerto Menapace (Monje Benedictino)
“Mi percepción a medida que envejezco es que no hay años malos. Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son. Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría mas que ver con cuanto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos. Por eso, no deberíamos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido fracaso, porque ambos son solo instancias de aprendizaje.
Nos cuesta mucho entender que la vida y el como vivirla depende de nosotros, el como enganchamos con las cosas que no queremos, depende solo del cultivo de la voluntad. Si no me gusta la vida que tengo, deberé desarrollar las estrategias para cambiarla, pero esta en mi voluntad el poder hacerlo”
Desde «Un laberinto de emociones» os deseo un 2015 donde descubrir con creatividad nuevas formas de hacer las cosas. Confianza en vuestros sueños y perseverancia para hacerlos realidad. ¡Feliz Navidad!
Ana