Hace unos días escuchaba a Carl Alasko hablando sobre la gran plaga que está destruyendo millones de relaciones humanas y que además se está extendiendo: la estupidez emocional y cómo sus efectos tóxicos tienen un alcance sin precedentes.
La estupidez tiene que ver con el engaño, la distorsión de la verdad y la manipulación de la realidad con un fin autocomplaciente y es un comportamiento muy fácil de justificar. Nos decimos a nosotros mismos: ¿Qué daño puede hacer?
Es tan peligrosa porque afecta directamente a nuestras relaciones y se convierte en emocional cuando el engaño y la manipulación generan los poderosos sentimientos negativos de ansiedad, ira, miedo y dolor.
Cuando las emociones de la estupidez emocional dirigen nuestra vida esta será menos feliz y el futuro nos parecerá oscuro y sin esperanzas.
¿Cómo librarnos de la basura emocional? un primer paso podría ser trabajar los tres componentes que la forman: la negación, el engaño y la culpa. Siempre trabajan juntos para impedirnos ver y comprender lo que estamos haciendo. Cuando entran en acción, nuestras relaciones dejan de ser felices.
La negación ignora o minimiza un factor esencial o una responsabilidad.
El engaño crea una realidad alternativa (más favorable).
Y la culpa adjudica la responsabilidad a otra persona o a otro hecho.
Resultado: los sentimientos de amor, respeto y confianza disminuyen y finalmente desaparecen.
En los últimos tiempos la estupidez emocional está floreciendo por las influencias que intentan alejarnos de la verdad, la honestidad, la fidelidad y la integridad. Todo se mueve tan deprisa que apenas tenemos tiempo para asumir un cambio antes de tener que enfrentarnos a otro. La multitarea se ha convertido en una virtud.

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