Esta es la historia de un hombre poco agraciado físicamente que atravesó a pie el desierto.
En su travesía, el viajero vió algo que brillaba en la arena, se acercó y recogío entre sus manos una especie de pedazo de metal sucio. Lo limpió con sus dedos y resultó ser un trozo de espejo.
Lo miró entre sorprendido y extrañado, ya que nunca antes había visto un espejo, y aunque se vió reflejado en él, no se reconoció.
-¡Que horror! – exclamó- ¡Qué feo! ¡No me extraña que lo hayan tirado!
Y arrojó de nuevo el espejo al suelo, prosiguiendo su camino.
Rumi.
Reflexión:
Ten cuidado con cómo miras el mundo, porque el mundo será como lo mires.