El origen de los «apegos» alimenticios.

Según Montse Bradford los apegos alimenticios son carencias energéticas. Si éstas provienen de una alimentación desequilibrada podrían tener dos orígenes:

  • Origen físico: cuando una persona tiene déficit de minerales (desea patatas fritas saladas) o proteínas (desea jamón) o carbohidratos (desea chocolate).
  • Origen energético: cuando una persona desea cierto alimento capaz de generar calor, relajación, energía rápida, subida de glucosa, etc.

Muchas personas afirman tener problemas de apego a ciertos alimentos. Se sienten culpables ya que no pueden parar de comer esto o aquello, en un preciso momento del día o cuando se sienten de ésta u otra manera. Piensan que no tiene solución, su energía es baja, su autoestima es casi inexistente.

El apego alimenticio puede venir por una carencia a nivel del cuerpo físico, emocional, mental o por una desconexión interior o espiritual. Cuando deseamos un alimento apego, casi siempre se trata de algo muy específico. ¿Por qué se selecciona algo tan particular? pues porque en dicho alimento hay un efecto, una reacción, y realmente eso es lo que se busca. La palabra «emoción», en inglés emotion, (e-motion), significa energía en movimiento. Expresa que, según la emoción que generemos, obtendremos una u otra forma de energía.

Cuando hay apego excesivo a cierto alimento o sustancia, estamos interiormente muy vacíos, o en realidad nunca nos hemos escuchado. No hemos encontrado nuestra pasión o no hemos aprendido a escucharnos y a querernos por lo que somos.

Con el conocimiento energético de los alimentos y de las necesidades de nuestros cuerpos (físico, emocional, mental) se genera sabiduría y libertad de acción. Nos sentimos más equilibrados, entendiendo el porqué de nuestros deseos.

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