Vivir no consiste únicamente en descubrir y responder a lo que está fuera, también consiste en observar qué y cómo resuena todo ello dentro de cada un@ de nosotr@s, a la vez que ponemos nuestra atención en elegir como responder ante ello.
Entender lo que sucede en un@ mism@ y, como llegar a entender y entenderse con los otr@s es parte de la vida.
Los conflictos son un regalo para provocar la reflexión sobre un@ y lo que acontece. Pueden ser un punto de partida importante para realizar un trabajo interior clave, si aprovechamos la información que nos dan, para detectar actitudes y valores que afloran en ellos y que han de ser reconocidos para el conocimiento y bienestar personal o grupal.El conflicto vivido como oportunidad nos ayuda a aprender, compartir percepciones, sentimientos y crecer.
Toda vida verdadera es encuentro, ser human@s supone aceptar nuestra interdependencia como miembros de la comunidad, reconociendo que nos necesitamos l@s un@s a l@s otr@s.
La apertura, la escucha, el silencio, la reflexión, la flexibilidad mental, la intuición… son elementos que favorecen bucear en nuestro mundo interno para conocerlo, entenderlo y acogerlo. Aquello que conocemos de nuestro propio mundo interno puede ayudarnos a saber cómo hacer y qué decir, para que también los demás, desde sí mismos, vayan poniendo nombre a aquello que piensan, sienten, viven o experimentan dentro del suyo.
Cuando ponemos en marcha nuestro autoconocimiento, autocontrol, automativación y empatía damos forma al encuentro, haciendo que los demás se sientan a gusto, mejoramos nuestra destreza y conseguimos una interacción fluida.
«Tened el corazón abierto tanto tiempo como podáis y sobre todo a vosotr@s mism@s. Sed generos@s, buen@s y hospitalari@s» Morrie Schwartz